Simplemente siempre estuvo ahí.
Mi encuentro con Macondo fue en medio de una interminable carretera a más de dos horas de recorrido a golpe de rueda de autobús. En mi mente, mientras el gitano, el general y la bella destilaban sus vidas, mi memoria recordaba otras lecturas del Maestro Márquez.
Mis memorias iban y venían en una progresión titilante. Una hojarasca que no comprendí a mis 11 años, un año 1982 lleno de crisis mexicanas que vió una alegría en el anuncio del premio Nobel al Maestro y la obligada revirada para su lectura. La maestra nos dejó en un tris leer "Relato de un náufrago". Mientras tanto Mauricio Babilonia se evaporaba en mariposas amarillas y las Masacres golpeaban, como siempre y en todos lados, al pueblo.
Mientras el coronel no tiene quién le escriba, y el amor en tiempos del cólera pasan de lado en este desfile memorístico, el camino sigue inflexible de frente y lento. Para cuando éste viaje entre el presente y el pasado de mi vida termina en la gran urbe, Macondo había desaparecido en un remolino en el aire, dejando solamente la contundente verdad sobre los cien años y la soledad.
Oscar Chavez canta Macondo en el sonido de ambiente de la Terminal, y me quedo con la reflexión personal confiada por el gran Maestro Gabriel. Sin duda esta vida hay que "Vivir para Contarla".
Chicot, Chicot......¿que haría este mundo rajado y mal herido sin maestros como Gabriel?
Quizá ya hubiera reventado. Muy Feliz Cumpleaños Maestro
El Maestro Gabo sin tapujos |
Gabriel después de haber sido golpeado por Vargas Llosa |
Gabriel y Cien años de Soledad Todas las Fotos son propiedad de sus autores |
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