viernes, 27 de abril de 2012

Niños/as, Clases, y Demonios Internos.


Nota Aclaratoria: Perdón antes que nada, a las maestras y maestros congruentes que he conocido en mi que hacer profesional, esto no encaja con ustedes, sino con los que se dicen maestros solo por poseer un título que así lo dice pero cuyos actos son incongruentes y muchas veces mal intencionados con nuestra niñez.

- Esta fuera de controoool!!!! - se quejaba la maestra de una niña de 8 años de su clase, y seguía - Ya lo intente todo, no se me ocurre nada más, ya la mande con la psicóloga para que la cambie  y si no que busquen otra institución mejor.-  mientras se llenaba un pedazo de mango maduro a la boca a la hora del receso de la jornada en la escuela. 
Cuantas veces no escuche esto e la sala de maestros, cuantas veces no escuche hablar sobre pequeños diablos en forma de niños de 7,8,9 años que le hacían la vida miserable a las pobres maestras o maestros que habían intentado "todo" para cambiarlos de conducta. -Necesitan una "buena nalgada" -decía otra- que técnicas psicológicas ni que la chingada eso no funciona- y seguían- ...Hoy las leyes  complican las cosas y mal crían mas a los niños.

Maestras/os  por tradición se decían y no por vocación venían de familias enteras de maestros o tal vez un día pensaron en poder ser agentes de cambio de la sociedad, mas sin embargo nada los preparo para enfrentar a verdaderos maestros del desorden y el caos dentro del aula. Esas pruebas reales para los que  ninguna materia los prepara, y solo la experiencia en carne viva los curte de resentimiento  y excusas baratas para deslindar la responsabilidad absoluta en los niños/as o los alcahuetes de los padres que no los educan como se debe. 

Maestras que decían que lindos los niños/as su primer años laboral o segundo quizá y con suerte, pero que al tercero o cuarto se daban cuenta que siempre tendrían  que  lidiar con casos poco comunes y niños/as tremendos, desordenados, impuntuales, malcriados, inoportunos, imprudentes, retadores, y esto  uno y otro año, y  que les sirvió esta experiencia  para mejorar sus excusas expiatorias para no verse como las tiranas incomprensibles de la niñez, sino como las "hacelo todo" como dice un poema convertido en canción.

.." Así quieren entender los niños ahora...a correazo limpio" decía la coordinadora, o la directora o la maestra de la escuela cuya popularidad centenaria hiba en declive por la incongruencia de los actos. Peor aun maestras criticando la forma de educar de las madres y muchas veces sin ser madres ellas mismas, quizá porque Dios es bueno y sabía que le esperaría a un niño nacido de un vientre resentido y critico de todos y de todo,   y peor aun de un ser humano incongruente que decía amar a los niños y que por eso se había convertido en maestra o maestro pero que no dudaba en ponerlos como escudo ante los reclamos de su rendimiento académico o conductual. 
Al final los pequeños diablillos, endemoniados y malcriados, no eran los verdaderos seres infernales, sino  mas bien lo eran los maestros/as que  prefirieron olvidarse de la condición de niños  de sus estudiantes y los  vieron como casos irremediables y perdidos y pensaron que  mejor otros se hicieran cargo de ese problemas para no meterse ellas/os en problemas con los superiores o jefes. Hablando de miserias humanas.

domingo, 1 de abril de 2012

Chepito y el Trompo

Ella respondió la pregunta.

Ella se acercó y con sus ojos obscuros le miró como miraba a todos los que antes le habían preguntado lo mismo. Desde su cabeza blanca, bien peinada y aseada y con el ritmo de su viejo corazón, mojó sus labios, suspiró y juntó el valor que ha mostrado durante estos quince años.

-Se llamaba José, para mí era Chepito-.

Ella juntó sus manos en el pecho y miró al horizonte en un intento de visualizar mejor sus memorias, como si con ellas pudiera trasportar a los presentes al momento fatídico que guarda con tanto dolor y que ahora sale de su cárcel de falso olvido para ventilar el alma de la pobre mujer. Ella era la madre de Chepito.

-Mi niño era alegre y muy travieso, a penas y vivíamos a frijolitos y sal, pero él era felíz le bastaba tiempo libre y un su trompo de madera con punta de clavo que cómo le daba batalla-


Ella luchó por seguir su testimonio, se empeñó en deshacer el nudo histórico que tenía en la garganta y prosiguió con voz casi quebradiza pero alentada por la escucha que recibía en ese instante. Relató la vida en El Salvador durante el periodo de las guindas y las matanzas, citó con claridad el registro de las matanzas en la zona donde una vez creció labrando la tierra de sus padres y que en esos días se regaba con sangre y lágrimas de horror.

-Éramos una comunidad pequeña como un coyolito, ya nos habían dado sustos los soldados y molestado los patrulleros buscando a los guerrilleros. Ellos hacia mucho que ni de cerquita pasaban y ya nadie del lugar estaba organizado con ellos, pero los soldados insistían, y no más preguntaban y preguntaban. Al principio solo hablaban, después golpeaban y al final disparaban a los barriles de agua, a los animales. Después nos enteramos que ni preguntaban ya, sólo mataban y arrasaban con todo. La cosa se puso fea y  tuvimos que ponernos de acuerdo con las otras comunidades a través del cura. Había que estar prevenidos para salir en guinda una vez divisaran a los soldados. Tres cuetes de vara reventando seguidos sería la señal de peligro-.


Ella silencio sus labios para tomar aliento y dejar rodar unas lágrimas por sus mejillas resecas y arrugadas, se inclinó de forma preocupante para adelante y retomó la vertical lentamente, como si entrara en trance, sus ojos se vaciaron y en el fondo de ellos podía verse las escenas que guardó en el fondo del alma por quince años.

-Eran justo las doce, entraron por el Este, mi Chepito gritaba corriendo y gritaba y gritaba como nunca, Mamí Mamí ahi vienen, aqui están Mamí, reviente los cuetes Mamí...-.


Ella torció sus labios para no dejar salir un lamento, todos y todas las demás le ayudaban a vertir lágrimas para lubricar el horror y el dolor que fluyeron en la sala. El que preguntó al inicio no pudo más que ser testigo del río de recuerdos del caos y barbarie compartiendo el nudo de sentimientos en la garganta de la anciana.

-Sólo recuerdo correr al establo y encender los cuetes al mismo tiempo. sonaron justito cuando ellos comenzaron a disparar, no recuerdo para donde habían ido todos, yo me fui por la cañada por que ni tiempo tuve de buscar a Chepito, mi idea era rodiarlos por la cañada para ir por mi Chepito. Caí mal y rodé entre las hojas secas y palos rotos, no supe de mi hasta un día después, ya se habían movido los soldados y fuí a buscar ayuda, como por obra de Dios seguí la cañada hasta que salí a un terreno que llevaba a la carretera, ahi encontré gente que me llevó al hospital. No volví a ver a Chepito.-

Ella salió del trance y volvió a respirar profundamente, hasta entonces se enjugó las lágrimas y recuperó su postura, sus labios se apretujaron en un gesto de espera y dignidad, sus manos se unieron a las de los demás y caminó hasta el frente de la sala, había concluido su historia.

El que había preguntado juntó a todas y todos al rededor de Ella, les recordó que en unos días la fiscalía permitiría la entrega de cuerpos. Por fin y después de casi dos décadas, la fosa común clandestina había sido oficialmente analizada y los cuerpos reconocidos, todos recibirían a sus familiares y serían depositados por fin en tierra sacramentada. Chepito fue el primero en ser reconocido,  el dictamen forense concluyó que fue muerto por tiros de fusiles. Uno le rompió las costillas, otro le atravesó el corazón y el tercero terminó totalmente con su existencia al tener trayectoria de entrada por la nuca. Lo encontraron a la entrada Este del cantón, fue el primero en ser masacrado, por ser el primero en divisar a los asesinos militares y fue el último cuerpo en entrar a la fosa clandestina.

-Cuando nos avisaron hace poco que abrirían la fosa, fuimos todas a ver. El primer cuerpecito que salío fue de un niño, de mi Chepito, lo reconocí por el pantaloncito a cuadros celestes y la camisita blanca, y aunque ahora su ropita estaba toda sucia ,sabía que era él, por que mi pajarito lindo siempre llevaba un trompo en su bolsa del pantalón, en la de la izquierda, y ahi mismo las doctoras que sacaron el cuerpo le descubrieron su trompo que tanto quería, justo en su pantaloncito. se lo llevó al cielo mi hijito-.

Ella se alegró y volvió a sonreir, pudo encontrar a Chepito una vez más, pudo pedirle perdón y pudo llevarlo  en brazos una última vez, también le pudo hacer un regalo de cumpleaños postumo, un trompo nuevo para que lo hiciera bailar frente a Dios.




Chicot, Chicot....¿Cuantas veces los que dicen defender la patria terminan asesinándola? ¿Cuantos Chepitos se necesitan para salvar al mundo? Sin duda nunca el odio y la locura serán mas duraderos que el amor y las esperanzas de una madre.

#Chepito y el Trompo
Ceremonia de entierro en memorial a las víctimas de la masare de el Cantón Guadalupe El Salvador.